El despacho no era ni muy amplio ni muy pequeño, simplemente era simple, con las cosas necesarias que necesitaba para que fuese considerado un despacho, tenía un archivador donde estaban todas las fichas de cada miembro de la división y algunos archivos secretos que solamente yo y mi teniente conocíamos, habían algunas armas de decoración en las paredes, había desde espadas grandes que con tan solo verlas ya sentías el peso de ellas hasta pequeñas dagas que aunque pequeñas en manos expertas eran mortales, también había una pequeña mesa con dos sillas y una grande en el otro lado, esa era la silla del capitán de aquella división, conocida como la más belicosa de todas las demás divisiones.
Y en esa silla estaba yo, mirando hacia el techo aburrido, esperando a que sucediese algo que desembocara en una pelea y estirar mi cuerpo.
¡¡Que aburrimiento por dios!! ¡Este sitio es demasiado para mi! ¡¡Necesito algo de sangre!!
Cuando acabé de decir pegué una patada a la mesa que tumbo una foto donde salía yo con mi prometida, en esos tiempo ella estaba viva, era como un paraíso. Puse la foto bien.
¡¡Aghhhh!! ¡¡Me voy a dar una vuelta!!
Coji a Tsubaki y me fui del despacho cerrándolo bajo llave para evitar que entrase algún espia.